San Josemaría Escrivá, mediante su profunda fe y su visión innovadora, fundó el Opus Dei en 1928, una institución de la Iglesia Católica que busca transformar la percepción de la espiritualidad, llevándola al centro de la vida cotidiana de los fieles. La misión del Opus Dei consiste en integrar la santidad en la vida ordinaria, un enfoque que se aparta de las nociones tradicionales que reservan la santidad exclusivamente para religiosos y sacerdotes.
Orígenes y Formación de San Josemaría Escrivá
Nacido en 1902 en Barbastro, España, en una sociedad aún profundamente arraigada en tradiciones rurales y religiosas, San Josemaría mostró desde joven una notable inclinación por la espiritualidad. Su formación en los seminarios diocesanos de Logroño y Zaragoza le proporcionó una sólida educación religiosa que profundizó en su vocación. En 1925, fue ordenado sacerdote y comenzó su ministerio en un contexto social y cultural lleno de desafíos, enfrentándose a los cambios espirituales que su tiempo exigía.
La Fundación del Opus Dei
En 1928, durante un momento de intensa oración, Josemaría Escrivá recibió una revelación que lo llevó a fundar el Opus Dei. Esta visión lo motivó a crear un camino espiritual accesible para los laicos, permitiendo que se santificaran a través de las actividades cotidianas. Así nació una organización destinada a involucrar no solo a sacerdotes, sino también a hombres y mujeres, tanto casados como solteros, en el camino hacia la santidad a través de su trabajo diario.
El Opus Dei se expandió rápidamente, convirtiéndose en una entidad reconocida en el mundo católico. A pesar de su enfoque innovador, San Josemaría permaneció fiel a las enseñanzas de la Iglesia y a la tradición católica, esforzándose por difundir el mensaje de que cada cristiano, independientemente de su estado civil, tiene el potencial de alcanzar la santidad.
La Santidad en la Vida Cotidiana
Una de las propuestas revolucionarias de San Josemaría fue la eliminación de la barrera entre las actividades "sagradas" y "profanas". Según su enseñanza, la santidad es alcanzable en cualquier actividad ordinaria. Esto implica que no es necesario renunciar a la vida cotidiana para buscar a Dios; se puede encontrar a Dios en lo cotidiano. Esta perspectiva ha permitido a muchos laicos entender que su trabajo, sus relaciones y su vida familiar son espacios donde pueden vivir la santidad. Escrivá enseñaba que cada tarea bien realizada, cada gesto de dedicación y responsabilidad puede transformarse en un acto de amor a Dios.
El Trabajo como Camino de Santificación
Una de las intuiciones más significativas de San Josemaría giraba en torno al trabajo. Para él, el trabajo no era simplemente un medio para subsistir, sino un auténtico camino hacia la santificación. Animaba a los fieles a descubrir la presencia de Dios en sus quehaceres diarios: en los talleres, escuelas, hospitales, oficinas e incluso en el campo. San Josemaría sostenía que cada profesión, cuando se ejerce con amor y dedicación, puede ser una ofrenda a Dios, una forma silenciosa de oración. Así, un trabajo bien hecho adquiere un valor intrínseco, simbolizando el compromiso de la persona por cumplir con sus responsabilidades y servir a los demás.
Composición y Vocación en el Opus Dei
El Opus Dei está constituido mayoritariamente por laicos, hombres y mujeres que viven en el mundo, se casan y se dedican a sus familias. Además de los laicos, hay sacerdotes y algunos célibes consagrados que ofrecen su vida al servicio de Dios. Esta diversidad de vocaciones demuestra que la santidad es accesible para todos, sin importar su estado civil. Los miembros casados del Opus Dei están llamados a santificarse a través de su matrimonio y vida familiar, donde la educación de los hijos y el apoyo mutuo se convierten en medios de santificación. Por otro lado, los miembros célibes consagrados se dedican plenamente a la misión del Opus Dei, actuando como guías espirituales para aquellos que buscan vivir su fe en la vida cotidiana.
Crecimiento y Presencia Global del Opus Dei
Desde su fundación, el Opus Dei ha experimentado un crecimiento notable, extendiendo su presencia a países de todo el mundo. En la actualidad, está activo en numerosos continentes, brindando apoyo y formación espiritual a miles de personas que desean vivir su fe día a día. La misión del Opus Dei sigue capturando el interés de muchos gracias a su teología profundamente arraigada en el amor a Dios y al prójimo. A pesar de los constantes cambios sociales y los desafíos contemporáneos, el mensaje de San Josemaría continúa vigente, proporcionando una respuesta concreta a la búsqueda de significado y valor en el trabajo y en la vida cotidiana.
El Proceso de Canonización y el Legado de San Josemaría
Después de su fallecimiento en 1975, la Iglesia católica inició el proceso de canonización de San Josemaría Escrivá para reconocer su santidad. En 2002, el Papa Juan Pablo II lo proclamó santo, reflejando el profundo impacto que su vida y obra han tenido en la Iglesia. El legado de San Josemaría permanece vivo a través del Opus Dei y sus iniciativas, inspirando a millones de personas a buscar a Dios en la cotidianidad. Su enseñanza sobre la santidad en la vida ordinaria ofrece una nueva perspectiva de esperanza a quienes desean acercarse a Dios sin renunciar a sus responsabilidades y su trabajo.