OUR LADY OF THE ROSARY

LA VIRGEN DEL ROSARIO

A 450 años de la Batalla de Lepanto, en el día de hoy 7 de octubre de 2021, recordamos la importante Devoción por Nuestra Señora del Rosario. ¿Por qué la celebración dedicada a esta Virgen tan importante tiene lugar el mismo día de la célebre batalla? Para comprenderlo mejor, tenemos que remontarnos a mucho tiempo atrás en la ciudad de Famagusta, en Chipre.

Chipre, 22 de agosto de 1570.

La amena ciudad de Famagusta, al este de la isla, es asediada por la flota otomana capitaneada por Lala Mustafa Pasha. Los turcos reivindican el control de la isla del Mediterráneo, que se encontraba bajo el dominio veneciano desde 1480 y quienes pagaban unos 8.000 ducados por impuestos. El Sultán, que se sentía autorizado a llevar a cabo su plan, retoma el poder de la ciudad con el apoyo de la población turca. El asedio, que duró un año, llevó a la caída de Famagusta que pasó a manos otomanas. De poco sirvieron los intentos de oposición del comandante veneciano Antonio Bragadin.

La caída de la ciudad tuvo consecuencias en todo el Mediterráneo. La lucha por la hegemonía turca sobre Chipre, de hecho, no solo dio lugar a una lucha expansionista en el Mediterráneo entre las distintas potencias europeas, sino también, sobre todo, a una alianza entre los cristianos de los distintos estados europeos. En este precario equilibrio se enmarca el nacimiento de la Santa Liga por parte del Pontífice.

El entonces Papa, Pío V, formó una coalición de estados liderada por España y la República de Venecia, que a su vez reunía las fuerzas navales de la República de Génova, los Estados Pontificios, el Ducado de Saboya, el Ducado de Urbino y el Gran Ducado de Toscana.

Varios miembros de la coalición formaron la flota cristiana. Antes de partir, el Papa bendijo el estandarte que representa, sobre un fondo rojo, el Crucifijo colocado entre los Apóstoles Pedro y Pablo coronado por el lema agustiniano in Hoc Signo Vinces. Este símbolo, junto con la imagen de la Virgen y la inscripción Maria Succurre Miseris, se izó en el buque insignia, la Real, comandado por Marcantonio Colonna.

Al amanecer de aquel célebre 07 de octubre de 1571, in Hoc Signo Vinces era el único símbolo que ondeaba sobre las agitadas aguas frente a Lepanto. Se cuenta que, durante la batalla contra los turcos, la flota cristiana rezaba el Rosario y remaba al ritmo de las decenas de los Misterios. Al mismo tiempo, en el Vaticano, Pío V, mientras rezaba incesantemente a la Virgen para que ayudara a los cristianos en su dura lucha, tuvo una visión de la victoria de la Santa Liga.

Esta visión se vio confirmada por los hechos: los cristianos se impusieron a la flota turca. La noticia de la victoria, que llegó a Roma veintitrés días después, conmovió al Pontífice, que a su vez ordenó que el 7 de octubre de cada año se dedicara a la Virgen de las Victorias. Gregorio XIII cambiaría más tarde el título: la Virgen de las Victorias pasaría a ser Nuestra Señora del Rosario.

Siglo tras siglo, año tras año, la fiesta de Nuestra Señora del Rosario es conmemorada por la Iglesia católica en las distintas diócesis. Este día santo nos recuerda la protección ofrecida por María durante la durísima gesta de los cristianos.

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