San Gennaro, el venerado patrón de Nápoles, ocupa un lugar excepcional en los corazones de los napolitanos, siendo celebrado por su devoción ardiente y las festividades desbordantes que lo rodean. La veneración hacia San Gennaro en Nápoles tiene raíces antiguas y una historia espiritual intrincada.
Entre los episodios más queridos y reconocibles relacionados con este querido mártir se encuentra el asombroso fenómeno de la liquefacción de su sangre. Este enigma tiene un profundo significado religioso e histórico tanto para la ciudad de Nápoles como para la Iglesia Católica.
San Gennaro nació en Nápoles en la segunda mitad del siglo III, y rápidamente ascendió al estatus de una figura respetada y amada en la comunidad cristiana. Como obispo de Benevento, emprendió una influyente misión apostólica, ganando la admiración tanto de los cristianos locales como de los paganos.
La historia de su martirio se desarrolla a principios del siglo IV, cuando recibió noticias de la detención del Diácono Sossio de Miseno por Dragonio, el procónsul de Campania. San Gennaro, acompañado por el Diácono Festo y el Lector Desiderio, emprendió una misión para interceder por su amigo. En lugar de obtener clemencia, enfrentaron el encarcelamiento y una sentencia espantosa: ser devorados por osos.
Temeroso de un posible levantamiento debido a la simpatía pública por los condenados, Dragonio conmutó la sentencia a decapitación, lejos de las miradas curiosas. El 19 de septiembre de 305, los prisioneros encontraron su trágico destino, perdiendo sus cabezas en el Foro de Vulcano, cerca de la famosa Solfatara de Pozzuoli. En secreto, los cristianos de Pozzuoli enterraron a los mártires en el Campo Marciano, cerca de la Solfatara.
La leyenda cuenta que una mujer llamada Eusebia recogió la sangre de San Gennaro en dos frascos, siguiendo la práctica habitual para los mártires. Más de un siglo después, en 431, las reliquias de San Gennaro viajaron desde Pozzuoli a las Catacumbas de Capodimonte en Nápoles, posteriormente bautizadas como las "Catacumbas de San Gennaro", por orden del Obispo de Nápoles, San Giovanni I. Estas catacumbas también albergarían al venerado Obispo San Agrippino.
A medida que el culto al mártir florecía, las catacumbas se expandían para dar cabida a la creciente devoción. En este sagrado santuario subterráneo, frescos, inscripciones, mosaicos y pinturas surgieron como testimonios de la presencia del culto a San Gennaro ya en el siglo V, confirmando su estatus como santo. Numerosas personas expresaron su deseo de descansar en eterna proximidad a él, adornando sus tumbas con su iconografía.
En 1586, el Papa Sixto V ratificó la canonización de San Gennaro, y su tumba se transformó en un lugar de peregrinación, debido a los milagros atribuidos al Santo. En 472, en medio de una violenta erupción del Monte Vesubio, los napolitanos acudieron en masa a la catacumba, suplicando su intercesión. Esto marcó el comienzo de la tradición de invocar la protección de San Gennaro durante terremotos y erupciones volcánicas.
En 512, durante otra erupción volcánica, el Obispo Stefano I de Nápoles inició oraciones invocando la protección de San Gennaro. En su honor, se erigió una iglesia llamada Stefania, que más tarde se convertiría en el sitio del Duomo del siglo XIII. Aquí, el cráneo de San Gennaro y los frascos que contenían su sangre fueron solemnemente enclaustrados.
En 831, durante un asedio, las reliquias restantes fueron saqueadas por Sicone y llevadas a Benevento, donde languidecieron hasta 1156, cuando fueron milagrosamente desenterradas bajo el altar central del santuario. Sin embargo, estas reliquias desaparecieron de la vista hasta 1480, cuando reaparecieron de manera fortuita durante excavaciones al azar.
En 1492, los huesos de San Gennaro encontraron su camino de regreso a Nápoles después de arduas negociaciones con los monjes de la Abadía de Montevergine. Se reunieron con el cráneo y los frascos que contenían su preciosa sangre. Mientras tanto, el cráneo del santo fue colocado dentro de un espléndido busto de plata, un regalo de Carlos II de Anjou en 1305, que adornaba la Catedral de Nápoles en homenaje al Santo.
En 1646, el busto de plata, que contenía el cráneo y los frascos de sangre, encontró su morada final en la Capilla del Tesoro de la Catedral de Nápoles. Otras reliquias de San Gennaro permanecen resguardadas en la cripta debajo del ábside y el altar mayor.
La Sorprendente Liquefacción de la Sangre de San Gennaro
El asombroso evento de la liquefacción de la sangre de San Gennaro, donde la sangre parece hervir y volver a su estado líquido, hizo su primera aparición el 17 de agosto de 1389, en medio de una época de grave hambruna. Posteriormente, este milagro se repite tres veces al año:
- El sábado anterior al primer domingo de mayo, conmemorando la transferencia inicial de las reliquias de San Gennaro.
- El 19 de septiembre, coincidiendo con la conmemoración litúrgica del martirio de San Gennaro.
- El 16 de diciembre, conmemorando la erupción catastrófica del Monte Vesubio en 1631, sofocada a través de la invocación del Santo.
En una solemne ceremonia, el Obispo de Nápoles presenta los frascos que contienen la sangre de San Gennaro a la multitud reunida. La población se congrega dentro de la catedral, rezando fervientemente y siendo testigo de este milagro. La liquefacción de la sangre se ve como un signo auspicioso para la ciudad, mientras que su solidificación se interpreta como un presagio desfavorable.
La liquefacción de la sangre de San Gennaro es un evento de profundo significado para la comunidad napolitana, experimentado con intensa devoción y fervor religioso. Simboliza un momento de solidaridad y optimismo para Nápoles y sus habitantes.
Con frecuencia, la ceremonia adquiere una cualidad casi surrealista y folklórica. El ambiente rebosa con cientos de napolitanos y turistas curiosos que llenan la catedral, lanzando gritos de júbilo, aplausos e invocaciones fervientes: "¡San Gennaro, ayúdanos!" En este espectáculo que borra las fronteras entre lo sagrado y lo profano, Nápoles recurre a San Gennaro como confidente y protector en tiempos de crisis, buscando su ayuda segura.
La Fiesta de San Gennaro en Nueva York
La celebración de la Fiesta de San Gennaro en Nueva York comenzó en 1926 cuando un grupo de inmigrantes napolitanos decidió trasplantar esta tradición a su nueva patria. Originalmente una observancia religiosa, desde entonces ha evolucionado hacia una celebración de la conexión duradera entre italianos y estadounidenses, convirtiéndose quizás en el festival ítalo-americano más famoso de la ciudad.
Las festividades se desarrollan principalmente en el distrito Little Italy de Manhattan, abarcando 11 días vibrantes. Durante este tiempo, la calle Mulberry se cierra al tráfico vehicular, dando espacio a la tradicional feria ítaloamericana, conocida por ofrecer algunas de las comidas italianas más deliciosas de Nueva York. Sumergirse en la cultura italiana en medio del ambiente festivo caracterizado por la música, la gastronomía y la alegría es una experiencia inigualable.
Una característica destacada del festival de Nueva York es la procesión de la estatua de San Gennaro. La imagen del Santo es desfilada por las calles iluminadas de Little Italy, seguida por una entusiasta multitud de devotos. Este gesto venera el patrimonio italiano que prospera sin cesar en el corazón de la Gran Manzana.
Los Tesoros de San Gennaro: Un Legado de Devoción y Gratitud
Los Tesoros de San Gennaro son quizás la colección más antigua y perfectamente conservada de su tipo en el mundo, alojada en el Museo San Gennaro, ubicado dentro de la Catedral de Nápoles.
Este tesoro sin igual es el resultado de siglos de ofrendas otorgadas al Santo Patrón por monarcas, nobles y todos aquellos que se beneficiaron de su intercesión. En su interior se encuentran una amplia variedad de aproximadamente veintidós mil piezas de arte, que abarcan orfebrería, platería, textiles, carpintería y pinturas. En su interior residen objetos devocionales elaborados con materiales preciosos como el oro, la plata, el bronce y las gemas.
El acceso a esta extraordinaria colección está encomendado a la Deputación del Tesoro de San Gennaro, un cuerpo compuesto por personalidades distinguidas e ilustres de Nápoles. Durante más de cinco siglos, esta Deputación ha asumido la solemne tarea de preservar y salvaguardar con vigilancia los Tesoros de San Gennaro. El alcalde de Nápoles preside esta Deputación, destacando el papel central que desempeña este patrimonio en la cultura, la historia y la devoción a San Gennaro en la ciudad.